Con un cerebro como el que Dios nos ha dado, es posible alcanzar todo cuanto en verdad el ser humano se propone. El problema es que
durante nuestros primeros años hemos
aceptado como verdades centrales ciertos paradigmas y no hemos podido analizar hasta qué punto son verdad o no.
Esto ha afectado nuestra manera de aceptar las cosas y hemos retrasado el propósito por el cual existimos.
Te mostraré 2 ejemplos para comprobar que todo es posible cuando realmente se propone.
Creer, y hacer cambios.
Creer
Cuando tú crees que puedes, declaras que puedes y aunque parezca imposible, pero tú afirmas que puedes, todo el universo conspira para ayudarte a que se pueda.
Mike Vujovic nació sin extremidades pero para él nada es imposible. Es una inspiración para tantos que gozan de buena salud, nada les falta y pasan
la vida lamentándose.
Mike es conocido mundialmente por sus
charlas motivacionales que a cualquiera le arranca una lágrima y le deja retado a creer que todo es posible.
En la biblia Dios nos anima a poner nuestra confianza en él, y con su ayuda todo es posible, aun las cosas más difíciles se logran cuando creemos.
Hacer cambios
Los grandes cambios que el mundo ha
experimentado es gracias a gente que se atrevió a realizarlos. Tenemos a un Benjamín Franklin, que inventó la electricidad, la estufa, el pararrayos he hizo un montón de cosas que ayudó a cambiar el sistema de vida
del ser humano.
Thomas Edison inventó la bombilla, Henry Ford hizo posible que todos
pudieran manejar un carro más económico, Bill Gates que nos tiene operando al ritmo de la tecnología que ahora mismo estás usando,
entre tantos otros que hicieron cambios radicales y ahora la humanidad cuenta con aparatos que década a década se vuelven
obsoletos por estos avances conseguidos.
Como vez todo es posible si te lo propones, no te des por vencido y sigue adelante. El Dios en quien confiamos es nuestra ayuda y consuelo.


La sinceridad no es algo que debemos esperar de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza…
Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto parece muy sencillo, pero muchas veces cuesta más de lo que se cree. Se utilizan las ‘’mentiras piadosas’’ para ocultar cualquier cosa que para nosotros es una tontería, pero que en realidad a la persona que mientes haces daño, y esta pequeña mentira que en un principio nos es nada se va haciendo más y más grande hasta que la verdad se acaba sabiendo y sorprendiendo a quien mientes.


La sinceridad no sólo se ve en las palabras, sino que también se demuestra por medio de nuestras actitudes.
Cuando se aparenta lo que no somos (en la edad, trabajo, amistad…) se tiende a aparentar lo que no se es (más joven, inteligente, educados…) Si se descubre la gran mentira que nos han hecho creer se nos viene a la memoria el refrán: ‘’Dime de que presumes… y te diré de que careces’’ y entonces se produce una gran desilusión ya que se pierden las esperanzas de lo que la persona no es en realidad.
También indicar que ‘’decir’’ siempre la verdad con palabras es una parte de la sinceridad, pero también hay que ‘’actuar’’ acorde con la verdad.

Para ser sincero se necesita tener mucho ‘’tacto’’ y esto significa que cuando debemos decirle a una persona la verdad de lo que pensamos y esta verdad la incomoda debemos utilizar las palabras, las expresiones correctas ya que el primer propósito es ‘’ayudar’’ a esa persona, y esto es necesario para que la persona escuché y vea que lo que se la dice va con buenas intenciones y sin ánimo de ofenderla.
La sinceridad también requiere valor ya que a la hora de decir la verdad a un amigo o a una amiga por ejemplo, el no decir la verdad no se puede justificar con no decirlo con el perder una buena amistad o por el concepto que se tiene de la persona.

La persona sincera siempre dice la verdad, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán. Ya que vernos sorprendidos mientras mentimos es más vergonzoso aún.

Al ser sinceros aseguramos nuestras amistades, somos más honestos con los demás y a la vez con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la autenticidad que hay en nuestra forma de comportarnos y nuestras palabras.

A medida que nos vamos haciendo más mayores, la sinceridad debe ir en aumento y debe convertirse en un elemento básico para vivir nuestra vida con auténtica plenitud y sinceridad.

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