Lectura: Salmo 91
1 El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.
2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré
3 El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora.
4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
5 No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día,
6 Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya.
7 Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará.
8 Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos.
9 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación,
10 No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.
11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.
12 En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.
13 Sobre el león y el áspid pisará Hollarás al cachorro del león y al dragón.
14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
15 Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.
16 Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.
La mayoría de la gente sabe que si uno marca en el teléfono los números 9-1-1 en los Estados Unidos
obtiene ayuda en una emergencia. Es tan simple que hasta los niños en edad preescolar han salvado vidas marcándolos. Tres números lo hacen todo.
Una vez, a una mujer la secuestraron en su auto con su hijita dentro. La niña marcó el 9-1-1 en el teléfono móvil, pero el secuestrador no se dio cuenta de lo que ella había hecho. Puesto que alguien escuchaba en el departamento de policía, la astuta madre dio algunas claves sobre su ubicación en voz alta mientras hablaba con el secuestrador.
La policía las pudo localizar, a ella y a su hijita, y arrestar al delincuente.
En una emergencia, la ayuda está a la corta distancia de tres teclas que se marcan en el teléfono.
Sin embargo, muchas veces los rescatadores humanos no pueden remediar las situaciones que enfrentamos.
Muchas veces nuestras crisis requieren ayuda divina. Cuando eso sucede podemos marcar unos números diferentes: el Salmo 91:1. Allí encontramos la ayuda y la protección de nuestro Dios todopoderoso.
Este versículo nos recuerda que Dios es nuestro «refugio» y que podemos descansar bajo su sombra.
Cuando enfrentamos las crisis de la vida, a menudo tratamos de sobrevivir por nuestra propia cuenta.
Olvidamos que lo que más necesitamos, la protección de Dios y el consuelo de su presencia, están
disponibles con sólo pedirlos. La próxima vez que el peligro espiritual amenace,
marca el Salmo 91:1.
SI MORAMOS BAJO LA SOMBRA DE LAS ALAS DE DIOS,
NO TENEMOS QUE TEMER LAS SOMBRAS DE LA VIDA.
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