Sé que hoy te has vuelto a preguntar cuándo será el momento en que sientas que la felicidad llega a tu vida. Porque hace ya muchos días que no sonríes de gozo, sino que más bien sonríes, esperando que algo bueno pase en tu vida. Es esa sonrisa que a veces dan las personas cuando lo que quisieran es llorar, pero aún cuando quisiera llorar, sonríen esperando que un milagro acontezca y cambie todo.

Las lágrimas recorren tus mejillas, no puedes casi respirar porque sientes un dolor tan grande en tu corazón que no lo puedes ni explicar. Jamás pensaste, ni en tu pesadilla más vivida, que ibas a tener que atravesar todo este túnel oscuro. Y el desierto ha sido agobiante y extenuante. Todos los que dijeron que estarían contigo se fueron, te dejaron solo, te abandonaron dejándote naufragar en un mar del que sientes que no podrás escapar o sobreponerte.

Pero cuando ellos se han ido, Yo he permanecido. He sido todo lo que has tenido cuando los demás han faltado. Y he estado ahí no por obligación, sino porque mi amor por ti es tan inmenso que no alcanzas a imaginarlo ni palparlo. Yo te he sostenido con las cuerdas de mi misericordia.

Hoy quisiera recordarte de manera sencilla, que aunque parezca que todo va en tu contra, Yo sigo teniendo el control. Pueden azotar los vientos y la barca puede tambalear, pero Yo te tengo asido entre mis brazos. Tú estás escondido y protegido muy dentro de mi corazón. Los dardos podrán herirte, pero no has de morir en esta batalla, porque Yo soy el que te va a dar la victoria.

Quiero que descanses, que te sientas seguro, que dejes de pensar en todo lo que te ahora mismo te está agobiando y recibas todo ese amor que tengo para darte porque tú eres de mi propiedad. Eres tan mío, tan amado, tan especial y Yo quiero que estés receptivo no a los problemas ni a las circunstancias, sino a todo lo real que puedo darte. Porque mi Espíritu quiere derramarse en tu vida e inundarte de esas cosas que solo mi presencia puede darte.

Quiero que entiendas que tus lágrimas me importan, que tu silencio me conmueve y que comprendo tu soledad porque Yo mismo la experimente horas antes de dar mi vida en la cruz por ti. No pienses que soy ese Dios castigador, que quiere agobiarte o hacerte sentir inferior. No es esa mi esencia ni mi intención. Yo quiero bendecirte, pero hay cosas en las que debes esperar aún por un tiempo. Hay lecciones que todavía deberás aprender. Porque cada batalla hace que tus destrezas de soldado se agilicen y se perfeccionen más.

Hay consecuencias que las traen el pecado o las decisiones que muchas veces las personas toman separadas de mí. Y en la vida hay una ley de siembra y cosecha. Pero Yo no vengo a dictar tu sentencia, Yo vengo a soplar sobre tu espíritu vida para que tus huesos se renueven, para que tu alma reciba ese toque.

Aunque sé que no es mucho lo que puedas entender en estos duros momentos que enfrentas, quiero que tengas la certeza de que independientemente si sientes o no mi presencia, sigo estando ahí, justo a tu lado. Come mis palabras porque ellas te sustentarán y darán aliento cuando sientas que ya no puedes más. No dejes nunca de comunicarte conmigo, porque solo en mi presencia lograrás salir airoso de esta tormenta. Llénate de mí porque Yo habito en ti.

Tu momento llegará y entonces sí que sonreirás. Tu corazón brincará por la emoción y tu alma entonará nueva canción. El llanto será cambiado en alegría. Hijo mío, sigue luchando, no te rindas.

Con amor eterno
Tu Padre Celestial

¿Qué obligación y respeto debemos a nuestros padres?

Después de Dios, no hay obligación más estrecha que la que tenemos a nuestros padres, porque además de habernos dado la vida, han empleado todo su cuidado en conservárnosla; ellos nos mantienen, nos visten, nos proporcionan todas las comodidades que disfrutamos, y se desvelan y afanan continuamente para educarnos.

Y siendo estos beneficios los mayores que se nos pueden hacer, ¿deberemos proporcionarles por nuestra parte la gratitud?

1.-Ten conciencia y aprecia todas las cosas que tus padres hacen por ti día a día, mes con mes, año con año. Nota la cantidad de tiempo que dedican a estar contigo y la alegría que expresan cuando pasan tiempo familiar contigo. Imagínate como sería ponerte en sus zapatos. Si tu fueras tu mamá o tu papá, ¿cómo te gustaría ser tratado por tu propio hijo? ¿Cómo se sentiría tener que manejar las muchas responsabilidades que tiene en tu casa? ¿Qué decisiones tomarías si estuvieras en la posición de tus padres? Agradéceles por las grandes cosas que hacen, como quedarse despiertos toda la noche contigo cuando estás enfermo, así como por las cosas pequeñas también, como llevarte una taza de té caliente o ayudarte a elegir un vestido o traje para una ocasión especial.

2.-Reconoce y respeta el hecho de que han pasado por muchas más experiencias de vida que tú y pueden ofrecerte una gran cantidad de conocimiento sobre el mundo en el que vives. Aunque a veces los padres pueden parecer muy estrictos o vergonzosamente pasados de moda, por ejemplo; Insistiendo que los respetes así como a los otros mayores, refiriéndote a ellos como “Señor”, o “Señora”, debes respetar el hecho de que con frecuencia su orientación es una parte esencial de sus enseñanzas para asegurarse de que eres capaz de crecer como un adulto bueno, decente, productivo y respetuoso.

3.-Es un hecho que a veces tus padres pueden parecer totalmente desorientados y puedes sentir que no es posible que se relacionen con las cosas con las que estás lidiando actualmente, pero cree en lo que digo, realmente entienden algunas de las cosas por las que estás pasando como la presión de grupo, problemas de amistad y muchas otras cosas con las que tienen que lidiar los chicos de tu edad, simplemente porque una vez ellos fueron un chico como tú. Pero "NUNCA" tengas miedo de discutir con tus padres los problemas que estás teniendo. Tienes que decirles si tienes problemas, no pueden ayudarte con las cosas de las cuales no están conscientes. Es su trabajo como padres ayudarte a través de las cosas.

4.-Recuerda que tus padres te aman más que a cualquier otra cosa en el mundo y tienen grandes expectativas de lo que quieren que logres porque creen en ti y quieren ver lo mejor de ti a medida que te conviertes en adulto. Con frecuencia, cuando te piden que hagas cosas que parecen ridículas o totalmente injustas, es porque quieren lo que es mejor para ti y quieren enseñarte una lección muy importante y valiosa, que... "A veces en la vida una gran parte del tiempo las cosas no siempre son justas".

5.-Cuando en ocasiones sientes que tus padres no te escuchan o no te toman en serio, toma un momento para pensar sobre lo que quieres que sepan y discute tus problemas con calma con ellos y asegúrate de escuchar su parte de la historia. Evita las discusiones con ellos, incluso si a veces parecen injustos. Recuerda que sobre todas las cosas, son tus padres y deben tomar la decisión final por ti y es inapropiado que intentes tener la última palabra. Un enfoque maduro de tu parte incluye tener una actitud calmada y respetuosa al final de la conversación y aceptar eso ya que ellos son tus padres, su voluntad debe ser tu camino. Con el tiempo esto hará que te ganes su confianza y les demostrará que estás bien en tu camino a convertirte en una persona competente que pronto será capaz de tomar sus propias buenas decisiones y ser responsable de tus acciones.

6.-Realiza un esfuerzo diario para no quejarte de tener que obedecer las órdenes de tus padres. Tus padres hacen muchos sacrificios por ti, así que recompensa sus esfuerzos con gratitud, obediencia y una actitud positiva y respetuosa. Recuerda que estas maneras en las que te están enseñando serán muy valiosas para ti cuando seas mayor y te conviertas en padre. Serás capaz de transmitir a tus propios hijos los valores familiares que te enseñaron en tu hogar cuando eras niño. Recuerda esto, ¿te gustaría que tus hijos se comporten contigo, de la manera en la que te comportas ahora en casa? Nunca olvides disculparte si has discutido con ellos; recuerda que ellos también tienen sentimientos.

7.-Sé útil y asume la responsabilidad en el hogar haciendo tareas adicionales cuando puedas, sólo para mostrar que quieres hacer tu parte en la vida diaria familiar. Si tienes hermanos menores, ayúdalos con sus deberes y tareas, se un modelo de buen comportamiento para ellos y trata de fomentar su obediencia hacia ti así como tu eres obediente con tus padres. Esto ayudará a construir una estructura familiar fuerte y amorosa para toda tu familia.

8.-Recuerda que la ropa nueva, juguetes, celulares y el dinero son siempre agradables, pero ten conciencia del ingreso de tus padres y qué tanto pueden permitirse gastar en las cosas que quieren comprar para que disfrutes. Si es posible, ayúdalos. Gana algo de dinero por tu cuenta y ahórralo para ayudar a pagar una parte de tu ropa y entretenimiento.

9.-Recuerda que una de las cosas más importantes que puedes hacer por tus padres es ser una persona amorosa. Los padres por naturaleza necesitan saber y sentir que sus hijos tienen un gran amor por ellos. Se afectivo y dales tantos abrazos y besos como ellos te dan a ti y hazlo con tanta frecuencia como gustes. No se necesita que haya una ocasión especial reservada para hacer esto. El amor no cuesta nada y puedes y debes querer darlo sin costo. Es lo que todos los padres esperan y desean de sus hijos amados y te prometo esto, la sensación de calor que sientes en tu corazón por tales actos duran toda la vida.

10.-Y por último pero no menos importante... Todos los días, date la oportunidad de decirle a tus padres que los amas.

Reflexion
No valorar a nuestros padres es fácil. Olvidamos los sacrificios que han hecho por nosotros y el esfuerzo que se necesita para criar unos hijos felices y saludables. El respeto es fundamental para el amor y una de las mejores maneras de mostrarle a tus padres que los amas es tratarlos con respeto. Hay pequeños hábitos que puedes incorporar a tu rutina diaria y una actitud amorosa y positiva hará que se sientan amados, respetados y orgullosos de tenerte como hijo.

Yo: Dios, ¿puedo hacerte una pregunta?
Dios: Claro
Yo: ¿Me prometes que no te molestarás?
Dios: Te lo prometo
Yo: ¿Por qué permitiste que me pasaran tantas cosas hoy?
Dios: ¿A qué te refieres?
Yo: Bueno, me levante tarde.
Dios: Si
Yo: Mi auto tardo mucho en arrancar
Dios: Ok
Yo: En el almuerzo hicieron mal mi sándwich y tuve que esperar
Dios: Huuummm
Yo: De camino a casa, mi celular se descargo, justo en cuanto contesté una llamada
Dios: Entiendo
Yo: Y para colmo de males, llego a casa con la intención de disfrutar mi maquina de masajes para pies y relajarme, pero no pude hacerla funcionar. ¡Nada me salió bien hoy! ¿Por qué me hiciste esto?
Dios: Déjame ver, el ángel de la muerte estaba en tu cama esta mañana, y tuve que enviar a uno de mis ángeles a luchar con el por tu vida. Te deje durmiendo mientras duró.
Yo (humillado): ¡Oh!
Dios: No dejaba que tu auto arrancara porque había un conductor ebrio en tu ruta que te hubiese chocado si fueras en camino.
Yo (apenado)
Dios: La primera persona que te preparo el sándwich hoy estaba enferma y no quería que te contagiaras, pues se que lo último que deseas es faltar al trabajo.
Yo (avergonzado): Ok
Dios: Tu celular se apagó porque la persona que te llamaba iba a dar falso testimonio de la llamada, y no permití que siquiera alcanzaras a hablar con ellos para protegerte.
Yo (suavemente): Ya veo Dios.
Dios: ¡Oh! Y la máquina de masajes. Tenía un corto que iba a causar un apagón en tu casa fundiéndolos fusibles. E Imagine que no querrías quedarte sin luz toda la noche.
Yo: Lo siento Dios.
Dios: No te apenes, solo aprende a confiar en mi… en todas las cosas, las buenas y las malas.
Yo: Confiaré en ti Dios.
Dios: Y no dudes que mi plan para tu día es siempre mejor que tu plan.
Yo: No lo haré Dios. Y solo déjame decirte ¡gracias por todo lo de hoy!
Dios: De nada hijo mío. Fue solo un día mas siendo tu Dios y adoro ver por mis hijos.

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esta imagen fue creada en su totalidad para Reflexiones Cristianas

Esta festividad ha estado ligada desde sus albores en la Edad Media con la brujería y el satanismo.
Halloween no es una fiesta inocente.
Los símbolos de Halloween son símbolos de muerte y de horror. El ambiente que rodea esta fiesta es de temor.
Las iglesias satánicas celebran grandes cultos de sacrificios ese día, ya que es la fiesta más grande e importante de todo el año para ellos. Inclusive por televisión y radio, conocidos astrólogos hablan de la fecha.
Hermanos, esto no es de DIOS. El mismo nombre original de día ha cambiado de "All Hallows Eve" (Víspera de todos los Santos) A "Halloween", un nombre de terror.
La Palabra de DIOS nos habla claramente cuando no dice en Deuteronomio 18,9: "cuando hayas entrado en la tierra que Yahvé Dios te de, no imites las abominaciones de esas naciones." Halloween no es una fiesta Cristiana. La Iglesia no celebra esta fiesta en ningún país del mundo. Escuchemos la voz del profeta guiado por DIOS: "No adoptes las malas costumbres de la tierra donde llegues." En 2 Reyes 17,15 dice: "Fueron tras dioses vanos y se volvieron vanos ellos mismos."
Es cierto que hay excusas. Siempre hay excusas. "Hermano, yo no participo de nada satánico, solamente me disfrazo y me divierto." "A los niños le gusta, y ellos no entienden." Es nuestra obligación delante de DIOS como cristianos enseñar a nuestros hijos desde temprano a no participar de la maldición y la maldad y a no comprometer la Palabra de DIOS.

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Había una vez una hormiguita. Ésta, como toda buena hormiga, era trabajadora y servicial. Se pasaba el tiempo cargando hojitas de un lado a otro. No paraba ni de día, ni de noche, casi sin tiempo para descansar. Y así transcurría su vida, trabajando y trabajando. Un día fue a buscar comida a un estanque que estaba un poco lejos y para su sorpresa al llegar al estanque vio cómo un pimpollo de lirio se abría y de él surgía una hermosa y delicada flor. Se acercó y le dijo:


Hola, ¿Sabes que eres muy hermoso? ¿Qué eres?
-Soy un lirio contestó. Y tú, ¿Sabes que eres muy simpática? ¿Qué eres?
-Soy una hormiga.

Y así la hormiguita y el lirio siguieron conversando todo el día y se hicieron grandes amigos. Al anochecer la hormiguita se despidió para regresar a su casa, no sin antes prometerle al lirio que volvería al día siguiente. Mientras iba caminando, la hormiga descubrió que admiraba a su nuevo amigo, se dijo: Mañana le diré que me encanta y que lo quiero con todo mi corazón.

Al mismo tiempo el lirio pensaba: Me gusta la amistad de la hormiga, mañana cuando venga le diré lo que siento por ella.

Pero al día siguiente la hormiguita se dio cuenta de que no había trabajado nada el día anterior. Así que decidió quedarse a trabajar: Mañana iré con el lirio; hoy no puedo, estoy demasiado ocupada, mañana iré y le diré cuanto lo extraño. Al día siguiente amaneció lloviendo, y la hormiga no pudo salir de su casa y se dijo: Qué pena hoy tampoco veré al lirio. Bueno no importa mañana le diré todo lo especial que es para mí.

Y al tercer día la hormiguita se despertó muy temprano y se fue al estanque, pero al llegar encontró al lirio en el suelo, la lluvia y el viento habían destruido su tallo y su flor estaba marchita, sin vida. Entonces la hormiga pensó: Eso ha ocurrido porque no aproveché el tiempo, porque no hice lo que pensé a su debido tiempo. Por eso mi amigo se fue sin saber todo lo que lo quería, en verdad me siento triste ya que he perdido una gran amistad.

Y así fue como ambos nunca supieron lo importante que eran, el uno para el otro.

“Esta fábula nos enseña que no hay que esperar a mañana para decirle a tus seres queridos que lo amas o lo importantes que son en tu vida”

No todos conocen a Dios, como ese Padre amoroso y vivo que nos abraza; capaz de dar su abrazo sensible....Cuando Dios abraza, puedes sentirlo; hay muchas posibles sensaciones: tu cuerpo se eriza, sientes calor y frío al mismo tiempo, ganas de llorar, sientes que flotas. Cuando Dios te abraza, de pronto, todas las situaciones que antes veías difíciles se resuelven enseguida...Tu corazón se llena de amor y no te queda ninguna duda: ¡DIOS ESTA VIVO!
Jesús nos abraza cada vez que lo buscamos en una oración para darnos su apoyo y sus bendiciones en cuanto a lo que le pedimos. 

No hay nada mejor que saber que nuestro proyecto es cubierto por la gracia de Jesús ya que podemos estas seguro de que ira directo a la victoria porque de esta manera le daremos la Gloria a Dios.

Jesús nos abraza cuando tenemos temor para que abandonemos rápidamente esta sensación y podamos confiar que entre sus brazos siempre estaremos protegidos. El temor es pecado porque va en contra de la fe, por eso cuando tenemos miedo de algo Jesús llega para abrazarnos y hacernos recuperar la confianza en el.

Jesús nos abraza cuando buscamos su guía y le obedecemos, un abrazo de amor y confianza de el hacia nosotros haciéndonos saber que si le obedecimos en cosas pequeñas estaremos preparados para recibir aun cosas mayores.

Jesús nos abraza cuando estamos tristes o angustiados para recordarnos que el tiene todo bajo control. Muchas cosas no la podemos controlar nosotros con nuestras fuerzas naturales, pero el si, si confiamos en el todo ayudara para bien.

Jesús nos abraza cuando nos arrepentimos y le pedimos perdón por haber cometido algún error o le desobedecimos. Todo el que se arrepiente alcanza misericordia, pero necesita de un verdadero arrepentimiento, un cambio de pensamiento y acción rápida, es ahí cuando Jesús escudriña nuestro corazón y nos abraza para perdonarnos.

En cada paso de nuestra vida que lo demos guiados por la Palabra de Dios sentiremos el abrazo de Jesús acompañándonos, protegiéndonos y cubriéndonos de bendiciones y poder.


DIALOGO CON DIOS 

Un hombre susurró: "Dios, habla conmigo".
Y un Ruiseñor comenzó a cantar.
Pero el hombre no oyó.
El hombre repitió: "Dios, habla conmigo".
Y el eco de un Trueno se oyó.
Más el hombre fue incapaz de oír.
El hombre miró alrededor y dijo: "Dios, déjame verte".
Una Estrella brilló en el cielo. Pero el hombre no la vio.
El hombre comenzó a gritar: "Dios, muéstrame un milagro". Un Niño nació. Mas el hombre no sintió el latir de la vida.
El hombre comenzó a llorar y a desesperarse: "Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo...".
Y una Mariposa se posó suavemente en su hombro.
El hombre espantó la mariposa con la mano y desilusionado Continuó su camino, triste, solo y con miedo.

¿Hasta cuando mantendremos nuestros ojos y nuestros corazones cerrados, para los milagros de la vida, que Dios nos presenta en todo momento?


DIALOGO CON DIOS

Un niño abordó un avión para viajar a Nueva York, llamando la atención de todos,
sube al avión con boleto en mano, busca su asiento y se sentó al lado mío. Se veía un niño educado, seguro e inteligente.
Me miró, sonrió, sacó un libro y comenzó a dibujar, pintar  y colorear.
A pesar de su corta edad, acaso unos 8 años, no presentaba rasgos de ansiedad ni nerviosismo al despegar el avión.

El vuelo no fue muy bueno, hubo tormenta y mucha turbulencia.                                   
De momento una sacudida fuerte, y todos estaban muy nerviosos, pero el niño mantuvo su calma y serenidad en todo momento ¿Cómo lo hacía?, ¿Por qué su calma?... Hasta que una mujer frenética le preguntó;- Niño: ¿no tienes miedo?- "No señora”, contestó el niño y mirando su libro de pintar le dice:- ”Mi padre es el piloto”...

A lo largo del camino nos vamos a encontrar con sucesos que nos sacudan como en una turbulencia.
Habrá momentos en los que no veremos el terreno sólido y nuestros pies no pisarán lugar seguro.
No veremos dónde sostenernos, estaremos inseguros.

En esos tiempos hay que recordar que nuestro PADRE es el piloto.          
A pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el creador.
Así que la próxima vez que llegue una tormenta a tu vida o si en este momento estás pasando por una, alza tu mirada al cielo, CONFÍA y di para ti mismo/a: ¡¡Mi PADRE es el piloto!!

compartido por Keizz

Hacía rato que José se paseaba de un lado al otro de la casa sin dejar de mirar el reloj. Eran las 12 de la noche, su hija aún no había regresado y su angustia aumentaba por momentos.
De repente, se abrió la puerta y apareció ella, con sus ojos anegados en lágrimas. José la miró y, adelantándose hacia ella, la apretó fuerte y amorosamente contra su pecho, sin decirle nada. Las preguntas vendrían después, él  sabía que cualquier cosa que pudiera decir en aquel momento podría ser contraproducente…
Pero no hizo falta, la joven empezó a hablar con su padre, quejándose entre sollozo y sollozo acerca de su vida y de los obstáculos que incomprensiblemente le surgían al paso y de lo difícil que era para ella alcanzar las metas que se fijaba, por más que se había preparado: finalmente, habían desechado su solicitud para aquel puesto de trabajo…
José  la escuchaba atentamente y la dejaba hablar, reteniendo en su memoria todo cuanto ella decía, para ayudarla en el momento oportuno, que él sabía que no era aquél; volcando en ella, eso sí, toda su ternura, porque sabía de la importancia que supone el poder desahogar el corazón de todo cuanto le oprime para poder empezar a buscar soluciones…
Eran cerca de la una de la madrugada cuando se retiraron cada uno a su dormitorio.
Pero pasaban las horas y José seguía sin poder conciliar el sueño, porque en su pensamiento se repetía una y otra vez una de las frases que había dicho su hija:  «Ya no sé que hacer papá, en ocasiones me siento que voy a desfallecer, me siento con deseos de renunciar a todo, a veces incluso hasta a la propia vida. Me siento cansada de luchar. Cuando un problema se resuelve, otro nuevo surge...»
Hasta que, finalmente, vio cómo podía ayudar a su hija, pero de una manera práctica, y la solución se la ofrecía su mismo trabajo.
José tenía un pequeño restaurante en el cual hacía de cocinero. Así es que, mientras desayunaban, le dijo a su hija:
—Hoy me acompañarás y me ayudarás en la cocina.
Al llegar al restaurante ambos se pusieron dos delantales, y el padre llenó tres cazuelas pequeñas con agua y las puso a calentar al fuego, mientras le decía a su hija que no se moviese de su lado y estuviese atenta. Cuando el agua comenzó a hervir, el hombre colocó dentro de la primera zanahorias, dentro de la segunda huevos y, dentro de la tercera, granos de café. Los ingredientes quedaron así cocinándose por varios minutos, mientras que la impaciente hija se preguntaba cuál era el significado de todo aquello…
Al cabo de veinte minutos el padre apagó los hornillos. Sacó una zanahoria de la cazuela y la colocó en un bol; hizo lo mismo con un huevo y, finalmente, tomó una tacita y la llenó de café.
Dirigiéndose a su hija, le preguntó:
—¿Hija, que ves?
—Veo una zanahoria, un huevo y café.  —le respondió ella, asombradísima ante aquella pregunta.
Entonces José le pidió a su hija que alargara la mano y tocara la zanahoria. Al hacerlo notó que la zanahoria estaba blanda y suave. A continuación le pidió que tomara el huevo y lo rompiera. Al quitarle la cáscara al huevo encontró que el interior del mismo se había endurecido. Y, por último, le pidió que probara el café. Y ella así lo hizo, deleitándose con su exquisito sabor y su rico aroma.
Entonces la hija, volviéndose hacia su padre, le preguntó:
—¿Qué me quieres decir con todo esto, papá?
—Verás hija: cada uno de estos ingredientes se ha enfrentado a la misma adversidad, al agua caliente; sin embargo, cada uno de ellos ha reaccionado de manera distinta. La zanahoria ha ido al agua dura y fuerte, pero después de unos minutos se ha puesto blanda y débil. El huevo ha ido al agua con fragilidad; su líquido interior estaba protegido por una débil cáscara pero, después de haber experimentado el agua caliente, su interior se ha endurecido. Sin embargo, los granos de café han sido distintos: después de estar en el agua caliente, los granos han transformado el agua en café.
»Dime: ¿cuál de ellos eres tú hija mía? ¿Eres la zanahoria que por fuera aparenta dureza y fortaleza, pero que con el fuego de la prueba se ablanda y pierde su fortaleza de carácter?
»¿O tal vez eres el huevo, que al comienzo es suave en su interior, pero el fuego de un fracaso, de una separación, una enfermedad, una muerte, lo endurece y, aunque por fuera parezca el mismo, por dentro se has endurecido y ahora tiene un corazón amargado?
»¿O eres como los granos de café? No sé si sabes que, para que el grano de café suelte todo su sabor, el agua tiene que calentarse a 100 grados centígrados; o sea, que mientras más caliente, más sabor le da al agua, hasta transformarla en café, en un delicioso y aromático café. Si tú eres como el grano de café y en esos momentos dejas que Jesús entre a formar parte de tu prueba, de tu sufrimiento, de tu adversidad, si te confías a Él, y te abandonas en su Amor, el amor de Jesús te transformará en Él y tu sufrimiento se acabará transformando en una ofrenda agradable al Padre, y acabarás haciendo de esa prueba, de esa adversidad, una alabanza, un himno de acción de gracias al Señor, pues todo cuanto Él permite que nos suceda es para nuestro bien, y desprenderás allí donde estés ese delicioso aroma de Jesús.
 
¿Cuál eres tú cuando la adversidad, cuando la prueba golpea a tu puerta?, ¿cómo respondes?: ¿como las zanahorias, como los huevos, o como el café?

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