Muchísimas son las personas que no creen en Dios, muchas otras creen en varios dioses, otras tantas no siguen correctamente su doctrina y unas pocas son las que ven la luz.
Pero quiero decir con mucha alegría que yo sí conozco a Dios, se llama Jehová es conocido como el Dios de Israel y muchas otras formas, en la Biblia se le menciona como "El Señor", tiene un hijo llamado Jesucristo y a él pertenece su Espíritu Santo... No son pocos los que me han dicho que Dios no existe, otros que es una fuerza y no aceptan hacer algo para Dios. Lo que yo he descubierto es que si no le conoces no vas a creer en él, y te aseguro con toda la fe que me da El Señor que vivir agradando a Dios y no a los hombres es lo más hermoso que tengo y por lo que agradezco que mis pulmones sigan respirando y mi corazón latiendo.
Porque reflexionando en que es lo que todos hacemos en este mundo, en el planeta Tierra, hay una cosa que mueve a las personas y es más poderoso que mil bombas atómicas, que es EL amor y para mí Dios es amor, porque él me amó primero, yo quiero agradecerle y desde que le conozco mi amanecer no es el mismo.

¿Cómo puedes conocer a Dios? Cree en el con todo tu corazón, porque sin fe es imposible agradar a Dios. Cree en Jesús y que Dios le levantó de los muertos y lee su palabra (Biblia) es la fuente que tenemos para conocer que quiere Dios que hagamos y por qué existimos, recuerda sin fe es imposible agradar a Dios. Te recomiendo que te acerques a una iglesia que alabe el nombre de Dios y no observes lo que hace la gente porque el ser humano no es perfecto y si depositas tu fe en las personas te van a defraudar.
Bendiciones y que Dios siembre esta semilla en tu corazón.



Pablo, con el rostro abatido de pensar, se reúne con su amiga Laura  a tomar un café. Deprimido, descargó en ella sus angustias... que el trabajo, que el dinero, que la relación con su pareja, que su vocación!...
Todo parecía estar mal en su vida...
Laura introdujo la mano en su bolso, sacó un billete de $500.00 pesos y le dijo: ¿Quieres este billete?
Pablo, un poco confundido al principio, le contestó: Claro, Laura...
son $500.00 pesos ¿Quién no los querría?
Entonces Laura tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo una pequeña bola…
Mostrando la estrujada pelotita a Pablo, volvió a preguntarle: Y ahora, ¿lo quieres también?
- Laura, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo $500.00 pesos.
Claro que lo aceptaré si me lo das
Laura desdobló el billete, lo tiró al suelo y lo restregó con el pie, levantándolo luego sucio y marcado. ¿Lo sigues queriendo?
Mira, Laura, sigo sin entender a donde vas, pero es un billete de $500.00 pesos y mientras no lo rompas, conserva su valor...
Pablo, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, sigues siendo tan valioso como siempre lo has sido...
Lo que debes preguntarte es cuánto vales en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado.
Pablo se quedó mirando a Laura sin atinar decir palabra alguna, mientras el Impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro…
Laura puso el arrugado billete a su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó:
- Toma, guárdalo, para que te acuerdes de esto cuando te sientas mal... pero me debes un  billete nuevo de $500.00 pesos para poderlo usarlo con el próximo amigo que lo necesite.
Le dio un beso en la mejilla y se alejó hacia la puerta
Pablo volvió a mirar el billete, sonrió, lo guardó y con una renovada energía llamó al camarero para pagar la cuenta...
¿Cuántas veces dudamos de nuestro propio valor, de que realmente merecemos más y que podemos conseguirlo si nos lo proponemos?
Claro que no basta con el mero propósito...
Se requiere acción y existen muchos caminos…
Trata de contestar a estas preguntas:
1.- Nombra las 5 personas más adineradas del mundo.
2.- Nombra las 5 últimas ganadoras del concurso Miss Universo.
3.- Nombra 10 ganadores del premio Nóbel.
4.- Nombra los 5 últimos ganadores del Oscar como mejor actor o
     actriz.
¿Qué tal? ¿Mal? No te preocupes. Ninguno de nosotros recuerda los titulares de ayer. Los aplausos se van  ¡Los trofeos se empolvan!
¡Los ganadores se olvidan!
Ahora contesta a estas otras: 
1.- Nombra 3 profesores que te hayan ayudado en tu formación.
2.- Nombra 3 amigos que te hayan ayudado en tiempos difíciles.
3.- Piensa en alguna persona que te hayan hecho sentir algo especial.
4.- Nombra 5 personas con las que disfrutes pasar tú tiempo.
¿Qué tal? ¿Te fue mejor?
Las personas que marcan la diferencia en tu vida no son aquellas con las mejores credenciales, con mucho dinero, o los mejores premios...
…Son aquellas que se preocupan por ti, que te cuidan, las que de muchas maneras están contigo.


bendiciones, felices fiestas





Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.
La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.


En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.

Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:
- ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves...

Entonces, el ciego le responde:
- Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi...

- No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.

Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.

Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil...Muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho más el camino de los demás...¿Cómo? A través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el resentimiento...

¡Qué hermoso sería sí todos ilumináramos los caminos de los demás!

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol

profundamente triste. El pobre tenía un problema: No sabía quién era.

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano:

- Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ves qué fácil es?

- No lo escuches, exigía el rosal, es más sencillo tener rosas y ¿Ves qué bellas son?.

Y el árbol desesperado intentaba todo lo que le sugerían y, como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:

- No te preocupes, tu problema no es tan grave. Es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: no dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas... sé tú mismo, conócete y, para lograrlo, escucha tu voz interior. - Y dicho esto, el búho desapareció.

- ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? , se preguntaba el árbol desesperado, cuando, de pronto, comprendió...

Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:

Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble y tu destino es crecer grande y majestuoso, dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión: cúmplela.

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Yo me pregunto al ver a mi alrededor...

- ¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?

- ¿Cuántos serán rosales que, por miedo al reto, sólo dan espinas?

- ¿Cuántos naranjos que no saben florecer?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar...

No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de nuestro ser. Démonos ese regalo a nosotros mismos y también a quienes amamos.

En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó a una mesa.

La mesera puso un vaso de agua en frente de el.

- ¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con cacahuates? preguntó el niño.

- Cincuenta centavos, respondió la mesera.

El niño saco su mano de su bolsillo y examinó un número de monedas.

- ¿Cuánto cuesta un helado solo?, volvió a preguntar.

(En ese momento habían algunas personas que estaban esperando por una mesa y la mesera ya estaba un poco impaciente).

- Treinta y cinco centavos, dijo ella bruscamente.

El niño volvió a contar las monedas.

- Quiero el helado solo, dijo el niño.

La mesera le trajo el helado, puso la cuenta en la mesa y se fue.

El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue.

Cuando la mesera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le costo tragar saliva con lo que vió... Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacío, habían veinticinco centavos... Su propina!

El consejo de la historia:
¡Jamás juzgues a alguien solo por las apariencias! y ¡siempre considera que aquellos a quienes sirves pueden darte una sorpresa!

Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino. Entonces, se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda roca.

Algunos de los comerciantes mas adinerados del rey y cortesanos vinieron y simplemente le dieron una vuelta.

Muchos culparon al rey ruidosamente de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para sacar la pi

edra grande del camino.

Entonces un campesino vino, y llevaba una carga de verduras. Al aproximarse a la roca, el campesino puso su carga en el piso y trato de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró.

Mientras recogía su carga de vegetales, el notó una cartera en el piso, justo donde había estado la roca. La cartera contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino.

El campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron. Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar la condición de uno.

El consejo de la historia:
¡Mira cada obstáculo como algo que debe ser resuelto!

"Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol" Marcos 16:2

Imagina lo que sería si nos acostáramos una noche sabiendo que el sol no saldrá a la mañana siguiente. Piensa en el frío, la oscuridad sin fin, las inevitables garras de la muerte que, poco a poco, recorrerían toda la tierra. Las plantas secarían, las flores se marchitarían, los árboles morirían y todo lo que vive perecería por falta de luz solar.

Pero ¡bendito sea Dios! El sol sale todos los días; su cálida luz, que da vida, inunda la tierra. A la "muerte" de una puesta de sol le sigue la "resurrección" del amanecer del siguiente día, y nuestra esperanza se renueva. Todas las mañanas, los rayos solares nos recuerdan que la larga noche del pecado y de la oscuridad darán paso al día eterno en el cielo.

Más segura que la salida del sol por la mañana es la certeza de nuestra resurrección en Jesucristo. La oscura noche de la muerte cayó sobre Él y Su cuerpo sin vida fue puesto en la tumba. ¡Pero resucitó! Y en  Su resurrección está la promesa de nuestra vuelta a la vida. El apóstol Pablo declaró: "En Cristo todos serán vivificados" (1 Corintios 15:22).

La próxima vez que veas salir el sol y mires sus rayos que iluminan el cielo de la mañana, deja que tu corazón se llene de esperanza. ¡Es un recordatorio de la certeza de tu propia resurrección!.

La Biblia contiene muchos incidentes en los que determinadas personas, cuyos nombres se desconocen, prestaron ayuda. En 1 Samuel 30, leemos que los soldados de David hallaron a un joven al que un ejército enemigo había abandonado. No se da el nombre del esclavo egipcio, pero él fue quien le suministró a David una información clave que lo ayudó a rescatar a su familia.

También pienso en el muchacho cuyo almuerzo de pan y pescado multiplicó Jesús para alimentar a miles (Juan 6:9), el dueño del pollino en el que el Hijo de Dios entró en Jerusalén (Lucas 19:33) y el propietario de la casa donde el Señor y Sus discípulos comieron la última Pascua (22:11). Además, está aquel muchacho que le salvó la vida a Pablo (Hechos 23:16-22).

En nuestro mundo actual, hay muchas personas cuyos nombres nunca se publican, no reciben reconocimiento ni oyen un aplauso de los demás. Muchos oran fielmente, ofrendan con sacrificio y sufren con paciencia por Cristo. Innumerable cantidad de madres cuidan calladamente a sus familias, y muchos hombres y mujeres testifican con valor a compañeros de trabajo y a vecinos. Quizá no se los nombres ni se los elogie aquí y ahora, pero en el cielo, el último será el primero (Mateo 19:30).

Sé paciente, amado(a) hijo(a) de Dios que pasas inadvertido(a). ¡Tu recompensa está por llegar!.

Reflexión: Es mejor ser fiel que famoso.


Había una vez un maravilloso jardín, situado en el centro de un campo. El dueño acostumbraba pasear por él al sol de mediodía. Un esbelto bambú era el más bello y estimado de todos los árboles de su jardín. Este bambú crecía y se hacía cada vez más hermoso. Él sabía que su Señor lo amaba y que él era su alegría.
Un día, su dueño, pensativo, se aproximó a él y, con sentimiento de profunda veneración, el bambú inclinó su imponente cabeza. El Señor le dijo:
«Querido bambú, Yo necesito de ti».
El bambú respondió:
«Señor, estoy dispuesto; haz de mí lo que quieras».
El bambú estaba feliz. Parecía haber llegado la gran hora de su vida: su dueño necesitaba de él,  y podría servirle. Con su voz grave, el Señor le dijo:
«Bambú, sólo podré usarte podándote».
«¿Podar? ¿Podarme a mí, Señor?... ¡Por favor, no hagas eso! Deja mi bella figura: tú ves cómo todos me admiran». 
«Mi amado bambú» ―la voz del Señor se volvió mas grave todavía―, «no importa que te admiren o no te admiren... si yo no te podara, no podría usarte».
En el jardín, todo quedó en silencio, y hasta el viento contuvo la respiración. Finalmente, el bello bambú se inclinó y susurró:
«Señor, si no me puedes usar sin podar, entonces haz conmigo lo que quieras».
«Mi querido bambú, también debo cortar tus hojas...»
 El sol se escondió detrás de las nubes... unas mariposas volaron asustadas... El bambú, temblando y a media voz dijo:
«Señor, córtalas...»
«Todavía no es suficiente, mi querido bambú» ―dijo el Señor nuevamente―: «debo además cortarte por el medio y sacarte el corazón. Si no hago esto, no podré usarte».
«Por favor, Señor» ―dijo el bambú― «Si haces eso... ¿Cómo podré vivir sin corazón?»
«Debo sacarte el corazón; de lo contrario, no podré usarte» ―insistió el dueño.
Hubo un profundo silencio... algunos sollozos y lágrimas cayeron. Después, el bambú se inclinó hasta el suelo y dijo:
«Señor:  poda, corta, parte, divide, saca mi corazón... tómame por entero».
El Señor deshojó, el Señor arrancó, el Señor partió, el Señor sacó el corazón.
Después, llevó al bambú y lo puso en medio de un árido campo y cerca de una fuente donde brotaba agua fresca. Ahí el Señor acostó cuidadosamente en el suelo a su querido bambú; ató una de las extremidades de su tallo a la fuente y la otra la orientó hacia el campo. La fuente cantó dando la bienvenida al bambú. Las aguas cristalinas se precipitaron alegres a través del cuerpo despedazado del bambú... corrieron sobre los campos resecos que tanto habían suplicado por ellas. Ahí se sembró trigo, maíz y soja, y se cultivó una huerta. Los días pasaron y los sembrados brotaron, crecieron y todo se volvió verde... y vino el tiempo de la cosecha. Así, el tan maravilloso bambú de antes, en su despojo, en su aniquilamiento y en su humildad, se transformó en una gran bendición para toda aquella región.
Cuando él era grande y bello, crecía solamente para sí y se alegraba con su propia imagen y belleza. En su despojo, en su aniquilamiento, en su entrega, se volvió un canal del cual el Señor se sirvió  para hacer fecundas sus tierras. Y muchos, muchos hombres y mujeres encontraron la vida y vivieron de este tallo de bambú podado, cortado, arrancado y partido.
 


Una noche soñé que caminaba a lo largo de una playa acompañado por Dios.
Durante la caminata muchas escenas de mi vida fueron proyectándose en la pantalla del cielo.
Según iban pasando cada una de esas escenas, notaba que unas huellas se formaban en la arena.
A veces aparecían dos pares de huellas, otras solamente aparecía un par de ellas.
Esto me preocupó grandemente, porque pude notar que durante las escenas que reflejaban etapas tristes en mi vida, cuando me hallaba sufriendo de angustias, penas o derrotas, solamente podía ver un par de huellas en la arena.
Entonces le dije a Dios: «Señor, tú me prometiste que, si te seguía, tú caminarías siempre a mi lado. Sin embargo, he notado que durante los momentos más difíciles de mi vida sólo había un par de huellas en la arena: ¿Por qué cuando más te necesitaba no estuviste caminando a mi lado?»
 El Señor me respondió: «Las veces que has visto sólo un par de huellas en la arena, hijo mío... ha sido cuando te he llevado en mis brazos».



“Suceda lo que suceda Cristo nos ama a todos por igual, cuando veas a un amigo en problemas, procura aconsejarlo y que recuerde esto”

- “Recuerda que Dios tiene algo especial para cada uno de nosotros, eso le da sentido a nuestras vidas y él siempre nos bendecirá, debes creer en él”

- “Cada vez que estés en un momento difícil y pienses que no hay salida, trata de pensar en Cristo, y verás como él te dará la paz y la fuerza que necesitas para levantarte y seguir adelante positivamente”

- “Para Dios, todos somos sus hijos, el ama a todos, sean o no cristianos”

- “Siempre ten presente a Dios, tanto cuando estés en lo más alto del éxito, como cuando estés en lo más bajo del fondo, él en todo momento te mostrará el camino que te conducirá a la luz”

- “Dios no sólo es mi salvador, sino que, también, es mi guía y la fuerza que me hace seguir, por eso creo en él y le agradezco lo que soy, por su amor y por mi vida”

- “Todos los días de tu vida debes de agradecerle a Dios por estar vivo y por tener la bendición y oportunidad de cuidar a los tuyos de lo que pudiese suceder en el mundo”

- “Cristo nos ama a todos sin hacer diferencia alguna, no importa cómo te veas, de qué raza seas o cuál sea tu condición social”

- “Ayudar a la humanidad a darse cuenta de que gracias al amor de Cristo podemos tener un mundo mejor, es una de las mejores maneras de decirle a Cristo lo mucho que lo amamos”

- “Todos somos iguales ante la mirada de Cristo, pertenecemos a su familia, representando su obra maestra, hecha a su imagen y semejanza, es por ello que siempre nos protegerá con amor”

- “Incluso si estás en el lugar más recóndito del planeta, el solo hecho de creer en Dios hará que siempre estés acompañado, Él siempre estará contigo.”

- “El amor que Dios nos tiene es incomparable con cualquier cosa en este mundo”

Confiamos en que estos mensajes de origen cristiano ayudarán a tu espíritu a alegrarse, lo cual hará feliz a Dios.

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